jueves, 22 de mayo de 2014

Esqueje




Solo ceniza” repetía la yaya una y otra vez, como en una letanía. Pensé que la muerte del abuelo había acabado por trastornarla y mira, si cuidar sus flores le daba algo de paz, bienvenido fuese, aunque se emperrase en abonarlas con los restos del difunto. Al fin y al cabo el jardín que había compartido sería una buena tumba para él. Por fin, unas semanas después, entró en razón y me pidió que la acompañase con un jarro de agua. La tierra absorbió el líquido, y de entre las petunias, surgió mi abuelo, un poco más verde que antaño.

4 comentarios:

  1. Este ha estado cerca de la final seguro, con reminiscencias al piano que brotó del huerto.

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  2. bueno con reminiscencias a mi abuelita finalista que cuidaba al huerto sí, estoy por hacer una serie de cuentos sobre la abuelita y su afición a las plantas, je je.

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  3. REC al ataque, surrealista, imaginaria, y tropical con tantas posibilidades de ver plantas creciendo. Eso sí que es una primavera verde.
    abrazos

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  4. Es todo un nuevo renacer, como las plantas oiga.
    Gracias por pasarte Manuel

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