viernes, 7 de febrero de 2014

Anam Cara

Esta ha sido mi propuesta mensual de enero en ENTC con el lema de "tras su rastro por la nieve".


Las runas profetizaban un nacimiento divino siempre que coincidiesen el solsticio de invierno y la luna llena. Pero los dioses, caprichosos, hicieron nacer dos bebés aquella noche. Una niña de piel blanca y pelo oscuro, y un lobezno negro de ojos color plata, fruto de una loba apresada por los cazadores.  El druida, presintiendo que era un alma dividida en dos cuerpos, tomó bajo su tutela a ambos y se internó en el bosque mágico de Huelgoat.

Años después,  Alda era una joven bella y sabia, a quien el jefe del clan celta deseaba aunque estuviese prohibido unirse a una diosa. Pero ella siempre iba protegida por su inseparable Tuán, el lobo negro. Un anochecer los siguió y disparó una flecha contra el animal dejándolo herido. Iba a rematarlo cuando  Alda se interpuso recibiendo la espada en su pecho. Él enloqueció por haberla matado y se degolló a sus pies.

A la mañana siguiente el anciano druida siguió en la nieve el rastro de las huellas del lobo, que se internaban en las profundidades del bosque,  hasta convertirse en dos pisadas humanas. Al fin las almas gemelas se unirían cada vez que brillase la luna llena.

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Es una mezcla de las leyendas celtas del "anam cara" o amigo del alma, los hombres lobos y el recuerdo del maravilloso bosque de Huelgoat.

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