lunes, 15 de julio de 2013

Plegaria

Oía latir mi corazón, los corazones de todos. En algún momento pensé que se aunaban como en una plegaria, era hermoso… hasta que oí sollozos infantiles y susurros de consuelo.
Entonces abrí los ojos, y la blanca desnudez de los cuerpos que temblaban, hacía danzar los números de tinta tatuados en los antebrazos. Miré a los rociadores del techo y deseé que Dios nos sacase del infierno permitiéndonos por fin morir.
 
 
 

 

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