Es
muy duro ser “la otra”, por muy gemelas que fuéramos en un origen, a mí me tocó
la peor parte: me dieron la vuelta y me tiñeron de negro, así nadie tendría
problemas para distinguirnos dijeron. Desde entonces me pica todo de pura
rabia, intento encontrar el trébol de cuatro hojas para cambiar mi suerte mientras
ella levanta suspiros de amor y acapara diamantes. Como envidio a mis primas
españolas, aunque con eso de la crisis me han dicho que allí pintan bastos…
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